La ira es una emoción muy compleja que experimentamos todas las personas, está presente en cualquiera de nuestras acciones y puede surgir por diversas circunstancias, como un conflicto laboral, trato injusto e irrespetuoso, frustración por no lograr algo, entre otros. En estos casos la ira puede ser tan leve como un disgusto momentáneo o transformarse en un sentimiento de rencor y odio. La ira se apoya en otros sentimientos como el enojo, enfado, molestia, rabia, cólera, odio, rencor, celos, envidia, desprecio, antipatía, impotencia, furia, entre otros, que provocan gran irritabilidad o resentimiento en las personas.
Por otra parte, la ira también genera cambios físicos que pueden poner en peligro el estado de salud, por ejemplo, respiración acelerada, adrenalina, aumento del ritmo cardíaco, presión alta, entre otros.
Cuando una o varias personas experimentan una situación que les provoca ira, generalmente reaccionan a tal situación y se expresan a través de gritos, insultos y/o golpean algo. Es decir, las personas buscan atacar como un acto de defensa o huir de una amenaza. Sin embargo, a veces la ira es tan fuerte que las personas actúan sin considerar las consecuencias.
¿Qué nos provoca ira?
Varios son los estímulos y situaciones que nos producen este sentimiento, los más frecuentes son las situaciones frustrantes, como:
- El impedimento de obtener una meta; tenemos que tener presente que cuando damos nuestro objetivo por perdido surge la emoción de tristeza y esto genera ira. Sin embargo, si todavía sabemos que existe alguna posibilidad de alcanzar dicha meta nos sentiremos airosos al ver las dificultades que se nos presentan por el camino. Esta sensación, nos ayudará a aumentar nuestra energía y focalizar nuestra atención para conseguir dicho objetivo.al orinar
- Transgresiones de normas y derechos, la ira surge cuando nos damos cuenta si el comportamiento de la otra persona ha sido intencionado y es merecedor de reprobación. ¿Quién no ha sentido una intensa ira ante la violación de sus derechos o cuando ha sido testigo de una gran injusticia?
- Situaciones adversas, cuando estamos sometidos a estímulos dañinos o a situaciones fuertemente desagradables también nos surge esta emoción. Esto explica, por ejemplo, que los pacientes de ciertas enfermedades que provocan dolor crónico a menudo experimenten sentimientos de hostilidad e ira.
Cómo controlar la ira
La ira debe ser una emoción controlada a fin de evitar mayores conflictos o dificultades. Los psicólogos sugieren exteriorizar este sentimiento a fin de evitar enfermedades. No obstante, su exteriorización debe ser medida para evitar situaciones violentas o peligrosas. Cada individuo experimenta la ira de una manera diferente, por lo que se puede distinguir entre una ira pasiva y una ira agresiva. Ambas pueden ser controladas a través de terapias o diferentes estrategias, entre las que se encuentran:
- No ceder a los pensamientos que generan resentimiento.
- Poner en práctica diversos ejercicios de relajación.
- Ser respetuoso.
- Evitar pensamientos negativos de venganza, destructivos o amenazas.
- Ponerse en el lugar del otro y observar la situación de manera objetiva.
- Identificar qué provocó la molestia y expresar este sentimiento de manera honesta, respetuosa y sin amenazas.
- Buscar ayuda profesional en los casos de daños físicos o psicológicos a fin de evitar futuras frustraciones, enojos desmedidos o angustias.
Recordemos que la ira (por sí misma) no es un problema. De hecho, es saludable sentirla y expresarla. El problema está en cómo la manejamos y expresamos, y cómo esto nos afecta a nosotros mismos y a los demás.
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