El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es el virus que causa el SIDA. Este virus afecta el sistema inmunitario, afectando las defensas del cuerpo contra las enfermedades (lo que nos ayuda a mantenernos sanos). Esta deficiencia en el sistema inmune hace que el cuerpo se ponga en riesgo de contraer infecciones graves y ciertos tipos de cáncer.
Una vez contraído, el virus permanece en tu cuerpo de por vida. No existe cura para el VIH, pero hay medicamentos que ayudan a que te mantengas saludable durante más tiempo y que disminuyen las posibilidades de que contagies a otras personas. Los estudios demuestran que tomar los tratamientos contra el VIH de acuerdo a las instrucciones, baja tanto la cantidad del virus en tu sangre que puede no aparecer en una prueba, cuando esto sucede, no trasmitirás el VIH por vía sexual. Prácticamente todas las personas que tienen VIH y no se tratan, mueren a causa del virus.
Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA)
Es la etapa final de la infección con el VIH. No todas las personas con VIH desarrollan sida. El SIDA es la enfermedad causada por el daño que el virus (VIH) produce en el sistema inmunitario. Una persona tiene SIDA cuando contrae infecciones peligrosas o tiene un número extremadamente bajo de células CD4 (un tipo de glóbulos blancos). El SIDA es la fase más grave de la infección por VIH y, con el tiempo, termina provocando la muerte. Sin tratamiento, generalmente toma 10 años para que alguien con VIH desarrolle SIDA. El tratamiento desacelera el daño que causa el virus y ayuda a que los infectados se mantengan sanos durante varias décadas.
¿Cómo se contagia el VIH?
El VIH es transportado en el semen, las secreciones vaginales, la sangre y la leche materna. El virus ingresa en el cuerpo a través de cortes o heridas en la piel y a través de las membranas mucosas (como el interior de la vagina, el recto y la abertura del pene). Puedes contraer VIH por:
- Tener sexo vaginal o anal, sin protección.
- Compartir agujas o jeringas para drogarse, hacerse perforaciones en el cuerpo, tatuajes, etc.
- Ser punzado con una aguja que tiene sangre infectada con el VIH.
- Tener heridas o ampollas abiertas que entran en contacto con sangre, semen (esperma) o secreciones vaginales infectados con VIH.
Este virus también se puede transmitir al bebé durante el embarazo, el parto o al amamantar. Una embarazada con VIH puede tomar medicamentos que reducen considerablemente las posibilidades de que su bebé se contagie.
El VIH no se transmite por la saliva, de modo que no te contagias por dar un beso, compartir alimentos o bebidas, o usar el mismo tenedor o la misma cuchara. El VIH tampoco se contagia por abrazarse, darse la mano, toser o estornudar, como tampoco puedes infectarte por sentarte en el inodoro.
Síntomas
Los primeros síntomas del VIH, pueden aparecer luego de 10 años o más, e incluso mucho más tiempo en el caso de quienes toman medicamentos antivirales. Por eso, es fundamental realizarse pruebas de VIH periódicas, en especial si has tenido sexo sin protección o compartido agujas. Los tratamientos para la infección por VIH pueden ayudar a mantenerte sano y pueden también disminuir e incluso detener las probabilidades de contagiar a otras personas de VIH durante el sexo. Las primeras 2 a 4 semanas después de contraer el VIH, puedes sentir algo de fiebre, dolor y malestar. Estos síntomas similares a los de la gripe son la primera reacción del cuerpo a la infección por el VIH. Durante esta etapa, hay una gran concentración del virus en tu organismo, de modo que es fácil transmitirlo a otras personas. Los síntomas desaparecen tras unas semanas y habitualmente no vuelves a tenerlos en años.
Con el pasar del tiempo, el daño que el VIH causa en tu sistema inmunitario provoca el SIDA. Una persona tiene SIDA cuando sufre infecciones raras (denominadas oportunistas), ciertos tipos extraños de cáncer o tiene un recuento muy bajo de células CD4. Las señales del SIDA incluyen:
- Aftas (un revestimiento espeso y blanco en la lengua o la boca)
- Dolor de garganta
- Infecciones graves por hongos
- Enfermedad pélvica inflamatoria crónica
- Infecciones graves recurrentes
- Cansancio persistente, mareos y aturdimiento
- Dolores de cabeza
- Pérdida repentina de peso
- Formación de hematomas con más frecuencia de lo normal
- Diarrea, fiebre, o sudores nocturnos durante mucho tiempo
- Glándulas inflamadas o duras en la garganta, las axilas o la ingle
- Episodios de tos seca y profunda
- Sensación de falta de aire
- Protuberancias violáceas en la piel o en la boca
- Sangrado de la boca, la nariz, el ano o la vagina
- Erupciones de la piel
- Adormecimiento de las manos o los pies, pérdida del control sobre los músculos y los reflejos, incapacidad de movimiento y pérdida de fuerza muscular
Para más información y/o dudas sobre esta enfermedad, te invitamos a contactarnos mediante nuestra línea Aló Mujer al 924 495 414, donde te ofrecemos consultas ginecológicas.